Este movimiento basado en la sostenibilidad le gana la partida al ‘fast fashion’
La moda del reciclaje ha estado presente siempre a lo largo de la historia, pero el confinamiento ha vuelto a poner de manifiesto este movimiento contra el derroche. Mucho tiempo libre, no saber qué hacer, ordenar ropa y armarios millones de veces, deshacernos de eso que hace años que no nos ponemos o ¿mejor darle una segunda vida?
Según el consejero delegado de Vinted, durante la primera ola del confinamiento los usuarios aprovecharon el tiempo para ordenar armarios y ganar con ello un dinero extra. Existen varias aplicaciones como Depop, Vinted o Vestiaire Collective fundamentadas en la segunda mano y la economía circular.
El funcionamiento de estas aplicaciones gratuitas es muy simple: hacer una o varias fotos de la prenda que se quiere vender, cargarla en esta app, adjuntar una descripción y establecer un precio. Dentro de cada plataforma se encuentra el escaparate virtual de los usuarios que estén registrados en ellas. De esta forma tan sencilla permite ganar dinero con algo que no se usa, lo que las convierte en un atractivo para los jóvenes.
No solo es el hecho de ganar dinero lo que mueve a los consumidores de estas redes, sino que en ellas es posible adquirir piezas vintage icónicas de forma asequible. Hay ciertas marcas de moda cuyo elevado precio no es accesible para todos los públicos, por lo que mediante estas apps es posible conseguirlas de segunda mano a un precio muy rebajado.
El concepto romántico que engloba una prenda vintage es clave para muchos consumidores, a los que no les importa no estrenar una determinada prenda. Este estilo lo hemos podido ver recientemente en la alfombra roja de los Oscars: Penélope Cruz vistió un vestido vintage de Chanel de 1991, Lily Addridge llevó un Ralph Lauren de 1993 y Kim Kardashian eligió un vestido corte sirena de la colección de 2003 de Alexander McQueen.
Los personajes célebres son los mayores influenciadores en todos los ámbitos. Por este motivo, que ellos vistan prendas de otras temporadas provoca que los consumidores ‘de a pie’ apuesten por el reciclaje de prendas y la compra de ropa de segunda mano, dejando a un lado el consumo masivo.
No todo lo que ha traído el confinamiento ha sido negativo para el ser humano, ya que frenar la adquisición de productos textiles repercutirá de forma significativa y beneficiosa en el medioambiente. Hoy día, la industria de la moda es una de las que más produce y factura en todo el mundo, pero, también, una de las que más apuesta por la sostenibilidad y el modelo de producción ecológico.
Ambos factores, ecología y sostenibilidad, están comenzando a estar muy presentes en la mente de los compradores y a dirigir sus ideas a la compra de segunda mano: no existe un mercado más sostenible que el de la moda vintage.
Algunos de los alumnos de instituto cuarenta y dos ya lucen por los pasillos de nuestra escuela sus prendas vintage, algunas de ellas han sido compradas en mercadillos, otras en apps online e incluso recuperadas de antepasados. En todos nuestros masters y cursos se tiene en cuenta la relevancia del aprovechamiento y el reciclaje, especialmente en el Máster Profesional en Fashion Design, Moda y Complementos y en el curso de Especialista en Branding Personal y Asesoría de Imagen.
Imágenes: Vogue, Telva y Elle.
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