Los arquitectos nipones Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa han sido los ganadores del Concurso Internacional de Diseño para el Museo Marítimo de Shenzhen. Su proyecto, La nube en el océano, propone un centro cultural ubicado entre el mar y las montañas, un lugar donde puedan fusionarse en armonía las distintas culturas locales y la identidad del paisaje marítimo de la citada ciudad china.
El museo albergará una extensa colección y muestra de distintos recursos y piezas marinas, un centro de educación para la divulgación de los ecosistemas oceánicos y un núcleo dedicado a la investigación relacionado, igualmente, con la finalidad del museo: conservar y poner en valor la cultura local y su relación con el océano.
El proyecto de SANAA salió victorioso de entre quinco propuestas preseleccionadas y desarrolladas por estudios de arquitectura de todo el mundo. Su proyecto “nube” propone una estructura casi etérea, blanca, sutil y orgánica que emerge silenciosa de entre las aguas azules del océano.
En su interior, el museo planteado por los arquitectos nipones sugiere un espacio donde la fluidez espacial construye el discurso museístico a través de un diseño elegante y armónico. Los recorridos interiores, tan orgánicos como la propia forma del edificio, se desarrollan bajo una estructura metálica triangulada que conforma, a la vez, el resto de los cerramientos del edificio. Así, tanto los muros como la cubierta se desarrollan en un mismo lenguaje estructural orgánico y ondulado sobre el que descansa una piel blanca que los cubre a modo de suave manto bajo el cálido sol de Zhengzhen. Este espacio interior, desprovisto de pilares gracias al alarde estructural de la construcción, permite que las distintas salas proyectadas en su interior puedan estar libremente interconectadas sin necesidad de compartimentación interna alguna pero, a la vez, claramente diferenciadas, en función de la altura y dimensión del elemento hemisférico de cubrición situado sobre ellas.
Las curvas fluidas de la estructura conforman una construcción ligera que parece apoyarse sutilmente sobre el terreno sin voluntad de querer alterarlo, sino simplemente tocarlo, como si de un animal marino que ha salido a la superficie se tratara.
La entrada de luz natural a través de esta gran nube blanca, delicada y etérea, crea en el interior del museo una atmósfera casi onírica, mágica y silenciosa, que transportará a los visitantes a un espacio inesperado en el clave de Shenzhen, a medio camino entre el mar y las montañas, entre la Universidad Marítima, la Fortaleza Dapeng y la Playa Jiaochangwei.
Transparencia y opacidad, fluidez espacial, diafanidad, sutileza, elegancia, organicidad y continuidad, bien podrían ser los términos que caracterizan la propuesta de SANAA para este museo marítimo; unas herramientas proyectuales que los arquitectos japoneses han sabido integrar en un proyecto que organiza salas de exposiciones, áreas de investigación, espacios culturales y áreas de apoyo logístico en un edificio que, sin duda, se convertirá por méritos propios en un referente en la zona costera de Shenzhen.
Imágenes: SANAA.
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